Operando volvió con el genio armado al ruedo, demostrando, ‘el doctor’, que el pulso no temblaba más. Se acortaron las distancias, Almagro-Haedo se fundieron en un fuego que pretende ser eterno…
Hoy ya no existe más aquél que teme a los abismos; y es hoy gracias a vos que mis miedos tienen terror. Es tu risa que desarma, todas mis tropas se rindieron a tu reino de enseñanzas.
Un panfleto supo dar cierto coraje, y supiste ser mi enana y mi gigante. Sentí que el destino esperaba jugarme a matar o morir, vencía ese extraño que supo habitar en mí. Este hombre sensible no cruza los brazos, no cree en refutar leyendas. Demostró que tu amor no lo gana cualquiera. Y tu tiempo me dijo al oído: ‘estoy clausurado para el que no pelea’, despertando el otro lado de la moneda.
Te amo,
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